jueves, 19 de mayo de 2011

JOSEFA CAMEJO




Josefa Venancia de la Encarnación Camejo. Conocida como la figura heroica: Josefa Camejo. También como Doña Ignacia. Nació el día 13 ó 18 de mayo de 1791, en Curaidebo Estado Falcón. Hija de Miguel Camejo y Sebastiana Talavera y Garcés.

Como muchas aguerridas mujeres venezolanas, Josefa Venancia de la Encarnación Camejo, mejor conocida como Josefa Camejo, pasa del anonimato a heroína gracias a su voluntad para defender la patria ante intentos de invasión. Debido en gran parte a la influencia de las ideas republicanas propias de la época las cuales hizo suyas.

Hija de Sebastiana Talavera y Garcés; y de Miguel Camejo. Nació en Curaidebo Estado Falcón el 13 de mayo de 1791. Hija única de una familia acomodada de la Colonia, era sobrina de Monseñor de Talavera y Garcés, a quien se reconoce como ferviente patriota.

Fue educada en la religión católica, también propia de la época. Comenzando así su vida como estudiante en el colegio de las hermanas Salcedo en Coro; y que continuó en un convento de monjas de esa misma ciudad, completando su educación y dándose contacto con las ideas republicanas en la ciudad de Caracas.

Para proseguir con sus estudios, Josefa Camejo en su estadía por la ciudad de Caracas, presenció los sucesos del 19 de abril de 1810. Contaba para aquel entonces con 19 años de edad. Presenciar este tipo de acontecimiento fue un aspecto determinante en el pensamiento de Josefa Camejo y su ideal libertario y aguerrido. Tomando la decisión de participar de las sesiones políticas la Sociedad Patriótica.



Un año más tarde, volvió a Barinas, y allá reunió y encabezó a un grupo de mujeres las cuales el día 18 de octubre de 1811, enteradas de los intentos de invasión de los guayaneses por la vía de San Fernando, estuvieron prestas a defender la ciudad de Barinas, firmando un documento titulado: Representación que hace el Bello Sexo al Gobierno de Barinas.

Con el espíritu de lucha y de valentía que caracteriza a las mujeres de valor nacionalista dieron frente y sin temor a los posibles intentos de guerra, aún a sabiendas de las consecuencias que ello implica, poniéndose a la orden y comprometiéndose a la defensa de la patria.

Aun cuando en el documento reza con asombro que: «no se haya contado con ellas para proteger su seguridad», en este aseguran que «el sexo femenino, Señor Gobernador, no teme los horrores de la guerra, antes bien, el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá el deseo de libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio ... ». Pero, y entendiendo la postura propia del macho, en particular para la época y especialmente ante una situación de guerra obtienen como respuesta de las autoridades lo siguiente: "dénsele al bello sexo las más expresivas gracias". Recuérdese que era aquella Venezuela del siglo XVIII donde las normas sociales y jurídicas excluían totalmente la posibilidad de que la mujer incursionara en las actividades consideradas masculinas; no obstante, Josefa Camejo y otras mujeres lucharon al lado de los hombres por la independencia de su país.

Ese mismo año, cuando de la ciudad de Barinas viaja a la ciudad de Mérida, en 1811, conoce a quien se convertiría en su esposo el coronel y prócer Nepomuceno Briceño Méndez.

Registran los hechos que a principios de 1813 a la ciudad de Barinas comienzan a asediarla tropas realistas. Asedio que comanda José Antonio Puey, tal situación lleva al Gobernador de Barinas, Manuel Antonio Pulido a tomar la decisión de trasladar la población hacia San Carlos (Edo. Cojedes), a esta movilización se une Josefa Camejo y su progenitora quien pierde la vida al ahogarse en el río Santo Domingo cuando intentaba cruzarlo. Este fue otro duro golpe para nuestra heroica mujer que parece haberle dado más voluntad y fuerza para seguir en la lucha.
Una vez en San Carlos, se organiza la población barinés y se unen a las fuerzas de Rafael Urdaneta, acordando que los hombres protegieran a las mujeres durante el viaje hacia la Nueva Granda. Durante este éxodo, Josefa Camejo se dedicó a curar a los heridos.

En 1814, con la pérdida de la segunda República Josefa huye, encontrándose en estado de gravidez, a Nueva Granada y allá continúa trabajando por la Independencia. Al llegar a Nueva Granada se unió a las familias republicanas, permaneciendo allí por espacio de cuatro años. Fue en Nueva Granada en donde nació su primogénito a quien bautizó Wenceslao.

Polifacética e ingeniosa regresa a Venezuela a mediados de 1818 viajando, según algunos testimonios, disfrazada de vagabunda o pordiosera. Para 1821 provoca una rebelión de unos 300 esclavos del hato de su propiedad en Paraguaná, contra fuerzas realistas de Coro de la que, lamentablemente, salieron desfavorecidos. Sin embargo, esto no menguó en esta heroína, quien se trasladó a Baraived y allá derrotara al jefe realista Chepito González. En 1819 regresa clandestinamente, después de la Batalla de Boyacá, y se reincorpora a la lucha. En 1821 su tío Mariano Talavera y Garcés la llama a Maracaibo para recibir instrucciones del General Rafael Urdaneta, con el fin de dirigir la insurrección de Paraguaná, que se encontraba bajo control español. Una delación la obliga a adelantar la conspiración del 3 de marzo de 1821: conduce a caballo a cuarenta soldados, llevando la bandera de Francisco de Miranda hacia Pueblo Nuevo, donde increpa al Teniente Primera, quien duda acerca de la oportunidad del alzamiento, a lo que ella exclama: "Si usted no procede, procederé yo. ¡¡Viva Colombia!!", frase con la cual Josefa ha pasado a la historia. Logró que se le sumaran doscientos soldados más, avanzó hacia el Cabildo hasta que las autoridades españolas se rinden, unos huyen y otros se entregan. Ese mismo día, el 3 de mayo de 1821, el gobernador es puesto preso, y en su lugar se coloca a un civil republicano de nombre Mariano Arcaya. Josefa realiza en Pueblo Nuevo el pronunciamiento que gritaba a los cuatro vientos la independencia de Coro, lo que la cataloga a partir de ese momento como una admirable heroína.

Una vez conformado el nuevo gobierno, a ningún hombre se le ocurrió compartir el poder con la valiente heroína. La historia personal de Josefa Camejo es un claro ejemplo de la vida de muchas mujeres venezolanas, que con espíritu combatiente no titubeó al momento de prestar servicio para defender la patria aunque esto representara ir a una guerra. Fue mujer en toda la extensión de la palabra, hija única, sobrina, esposa y madre, e integralmente valiente, líder y guerrera. Y, al igual que ocurre con la historia de muchas mujeres que como ella no tuvo mérito ni gloria en su época, debido a la dominancia del género masculino que restó reconocimiento al esfuerzo hecho, por esta insigne luchadora y precursora de los derechos de la mujer